Las superdeportivas de Kawasaki son motos excitantes, sin importar su cilindrada, como esta preciosa Kawasaki ZXR250R, un pepino de cuatro cilindros y de solamente un cuarto de litro de cilindrada.
De la marca verde conocemos de sobras la poderosa y mítica ZXR 750, aquella deportiva tan bestia, por aspecto y rudeza, una moto deportiva super estable, súper potente y dura como una tabla, caracterizada por su librea, la inconfundible mezcla de verde, blanco y azul.
De esta saga conocemos la 750 y la 400, pero ¿conocías su pequeña Kawasaki ZXR250R? Sí, una pequeña cuarto de litro con motor tetracilíndrico, una joya de la orfebrería nacida simultáneamente que la 750 en 1989 y que, evidentemente, se vendió principalmente en Japón.
En contra de lo que pueda parecer, la marca de Kobe no entró en esta popular categoría hasta finales de los ochenta, cuando las marcas rivales hacía tiempo que ya tenían en el mercado sus tetracilíndricas del cuarto de litro.
Eso sí, cuando entraron lo hicieron a conciencia con esta pequeña maravilla, que fue enteramente desarrollada desde cero, no partiendo desde ninguna otra moto. Fue una superdeportiva pensada para el circuito, y adaptada a la calle, una manera de pensar habitual en la marca verde.
Su diseño y calidad de fabricación fueron tales que fue un éxito de ventas al primer momento de lanzarla. Y es que los componentes eran de mayor calidad que los de sus rivales, y la potencia que era capaz de desarrollar su motor era superior.
Su pequeño motor -4T, LC, 16V, DOHC- entregaba unos impresionantes 45 CV -que estaban limitados- y estrenó el famoso sistema de alimentación por aire forzado en la admisión K-RAS (Kawasaki Ram Air System) que en 1990 equiparía la todopoderosa sport turismo ZZ-R1100.
En la parte ciclo estrenaba un tremendo y robusto chasis doble viga de aluminio, horquilla invertida -la primera cuarto de litro en equiparla-, monoamortiguador trasero regulable, llantas de aleación de 17” y doble freno de disco delantero.
Era una superbike a escala, con toda su tecnología, con su mismo chasis, su misma calidad de suspensiones, y me atrevería a decir que estéticamente incluso estaba más equilibrada que sus hermanas mayores. Solo la actual ZX-25R parece querer retomar este mito…
El carenado integral de doble faro circular, incorporaba los icónicos dos tubos de entrada de aire entre carenado y depósito, a imagen y semejanza de la 750, un detalle que solamente Kawasaki incorporó en sus modelos de calle.
El colín racing, todo decorado en verde, con franjas azules y blancas, remataba un conjunto que era simplemente soberbio. Imposible resistirse a tanto carácter racing… Y la instrumentación se componía de tres esferas analógicas sobre un soporte de goma espuma, como las motos de competición.
Se produjo en versión estándar y en versión Sports Production orientada a circuito -la que ilustra este artículo-, con carburadores de 32 mm, neumáticos radiales y relación de cambios más cerrada. parece mentira que una cosa tan pequeña aún se pueda exprimir más…
Hoy día ya es una joya de colección, una pequeña superbike que evoca los gloriosos tiempos de las pequeñas motos niponas pluricilíndricas, un sueño.
En este momento, Kawasaki, tiene un modelo muy similar a la venta: la ZX-25R.
Que la comercialicen en España -a un precio RAZONABLE, por supuesto-, y que se metan sus HORRIBLES «Zs» y sus DESGARBADAS «trails» por donde amargan los pepinos.
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