Mira cómo limpiar y desinfectar los utensilios de limpieza - Mejor con Salud

2023-01-05 17:00:20 By : Mr. chen li

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Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto.

Escrito por Luz Marina Carpio Hernández

¿Cuándo fue la última vez que lavaste los trapos, cepillos y otros instrumentos de apoyo en el aseo del hogar? ¿De qué manera lo hiciste? Limpiar y desinfectar los utensilios de limpieza es un hábito que requiere práctica diaria.

Las herramientas que reciben el mantenimiento adecuado funcionan mejor, duran más tiempo y no acumulan gérmenes que luego repartes poco a poco y sin darte cuenta por la casa. También está el escenario de renovación, es decir, el momento de desechar lo viejo y estrenar equipos en condiciones óptimas.

Te enseñamos cómo limpiar dichos instrumentos, con el propósito de prolongar su rendimiento y prevenir complicaciones de salud.

Es verdad que los materiales de aseo doméstico entran en contacto con sustancias limpiadoras, pero es insuficiente para asegurar que no haya adherencia de microorganismos. La manipulación sin guantes y sin cumplir con el saneamiento de los instrumentos aumenta el riesgo de enfermedad.

Como expone la Clínica Mayo, los microbios están en el suelo, en el aire, en el agua y en cualquier superficie. Al limpiar los espacios regularmente, quitas gérmenes, pero no los eliminas por completo, alega una publicación del Hospital Sant Joan de Déu.

Esto es lo que sucede con los utensilios que no aseas. Acumulan patógenos que causan contaminación cruzada y alteran la salud.

Se cree que tales herramientas aglomeran más bacterias de las que hay en un inodoro o en el cabezal de la ducha, por ejemplo. Así que no aplaces la higienización de los materiales y considera el reemplazo inmediato de los desechables.

Si los elementos de sanear la casa están limpios, trabajan mejor y reducen el tiempo que dedicas a los oficios.

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El agua caliente, la lavadora y el cloro son algunos implementos convenientes en la limpieza de utensilios. En cuanto a la desinfección, lo apropiado es tener en cuenta el tipo de objeto y, a partir de ahí, aplicar los siguientes métodos.

El plumero es un imán para el polvo y un detonante en la aparición de ácaros. La Revista Eureka sobre Enseñanza y Divulgación de las Ciencias resalta que el excremento de los arácnidos es fuente de alérgenos y desencadenante de problemas respiratorios. Por su parte, Medicina & Laboratorio menciona que la conjuntivitis alérgica, la sinusitis y la otitis guardan relación con los ácaros del polvo.

Como prevención, lleva el plumero a una zona en desuso o al patio y golpéalo con suavidad para que el polvo caiga al suelo. Finalmente, aspira las partículas.

Pero para garantizar la eliminación total de gérmenes, examina la composición del instrumento. Si es de fibra sintética, límpialo con la aspiradora manual; los de plumas requieren enjuague con agua, jabón y secado al aire libre.

Lleva las escobas a un espacio abierto y sacúdelas. Después, recurre a un peine viejo para sacar la mugre de las cerdas. Ocurre que, en tanto las usas, arrastran pelusas, cabello y otras suciedades.

Como complemento desinfectante para escobas, mezcla en un balde agua con un chorrito de detergente, sumérgela 5 minutos y aclara hasta que no salga espuma. Algunas personas agregan un toque de amoníaco en la fórmula.

Una situación similar es la de los cepillos para el aseo de muebles, cortinas y ropa. Los de cocina pueden ir al lavavajillas y a los de las habitaciones les rocías agua oxigenada; todo después de sacudirles la suciedad con otro cepillo más pequeño.

A las escobas y los cepillos es recomendable lavarlos con agua caliente, porque no desgasta las cerdas. Prefiere siempre enjuagar en lugar de remojar; pero si optas por lo último, combina agua con cloro o bicarbonato de sodio, sin olvidar el aclarado posterior.

Aunque la fregona o trapeador es fundamental para los pisos brillantes, en su desplazamiento recoge cualquier clase de suciedad; incluso, la invisible. Tras utilizar esta herramienta, bota el agua de remojo y procede a lavar y secar la fregona, para que no adquiera mal olor ni albergue bacterias.

Dato importante: el agua es el ingrediente principal, pero no hará nada por sí sola. Une un poco de vinagre, sustancia que supone buenos efectos y es menos riesgosa que la lejía.

La Revista de Microbiología Aplicada recomienda el ácido acético (nombre químico de la solución) para el uso doméstico en general, siempre que las fórmulas de limpieza estén recién preparadas. Asimismo, BMC Microbiology sugiere combinar el vinagre con ácido cítrico, pues proporciona mejor concentración y habría mayor eficacia.

En el baño suelen manipularse escobillas que ameritan higienización con agua caliente y productos blanqueadores y desinfectantes. La recomendación es meterlas dentro de un balde con el agua y las cantidades de blanqueador que indique la etiqueta del producto.

Déjalas media hora. Si transcurre este lapso y aún notas mugre, extiende el remojo otros minutos. Antes de llevarla a su almacenamiento, aguarda a que sequen.

Las esponjas de cocina representan un caldo de cultivo bacteriano. De hecho, los Informes Científicos compartieron un experimento en el que estos utensilios evidenciaron alta diversidad de bacterias; por lo que aconsejan sustituirlas cada semana.

Sucede que la esponja atrae bacterias de los restos de comida, de la piel y de otras superficies. Los microorganismos hallan en estos objetos un ambiente húmedo y cómodo, con los nutrientes que necesitan para proliferar.

De acuerdo con las instrucciones que puntualiza la etiqueta del paño, puedes lavarlo a mano o en lavadora. Para la primera alternativa, humedécelos por separado en una pasta de bicarbonato y agua, frota, deja que reposen media hora y enjuaga. También funciona el agua tibia con jabón.

Si el lavado es a máquina, no introduzcas otras piezas que no pertenezcan al aseo doméstico. Recuerda que estos trapos están impregnados de suciedad.

Es mejor suministrar agua caliente y detergente enzimático para una limpieza profunda. No uses suavizante, porque recubre el tejido, entorpeciendo la desinfección.

Las aspiradoras requieren limpieza mensual, aunque este periodo varía con la frecuencia de uso. Las especificaciones para asearlas dependen de cada fabricante. Sin embargo, lo común es sacarles la bolsa o depósito, lavarlas y volver a incorporarlas.

Por fuera las higienizas pasando un trapo mojado en alcohol. A la boquilla le despegas los restos de pelusas y pelos.

Además, los filtros de aire se cambian una vez vencidos. Haz la reposición con uno HEPA (high efficiency particle arresting), ya que son los más potentes erradicando polvo, ácaros, moho y otros alérgenos irritantes, como acota Medline Plus.

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La mayoría de los utensilios de limpieza tienen una vida limitada, pero si cumples con su aseo y empleo pertinente, duran más. Para este propósito, es de provecho la aplicación de jabones y detergentes que no sean corrosivos, así como dosificar las cantidades de químicos y desinfectantes.

No dejes pasar muchos días; higieniza las herramientas apenas culminas su uso. Recuerda disponer de un espacio para almacenar con holgura estos materiales; guindarlos en lugar de dejar que contacten el piso es mucho mejor. Tampoco los guardes mojados, debido a que la humedad es favorable para los gérmenes.

Los utensilios de madera de la cocina necesitan un mantenimiento adecuado para conservar su funcionalidad y extender el tiempo de vida útil.

Los contenidos de esta publicación se redactan solo con fines informativos. En ningún momento pueden servir para facilitar o sustituir diagnósticos, tratamientos o recomendaciones de un profesional. Consulta con tu especialista de confianza ante cualquier duda y busca su aprobación antes de iniciar cualquier procedimiento.

Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto.

Escrito por Luz Marina Carpio Hernández

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